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Palabras en Memoria al ingeniero Santiago Arias

Palabras en Memoria al ingeniero Santiago Arias

Adiós

Hoy, un día de otoño pleno, nos reunimos aquí para despedir a un gran hombre: D. Santiago Arias, un gran hombre porque solamente algunos hombres alcanzan la grandeza en el ejercicio de su profesión. Santiago Arias lo hizo con creces. Todos quienes nos encontramos con él en nuestra profesión tenemos la experiencia de haber sentido, o escuchado que Santiago Arias no solamente era un excelente ingeniero sino que de cierta manera era la ingeniería estructural sin discusión. Posición que naturalmente compartía con algunos ingenieros señeros.

Me he quedado pensando cual es el sentido profundo del ejercicio de la ingeniería y no sé si lo he encontrado; pero sí sé con certeza que en aquel pasado lejano cuando por primera vez encontré a Santiago Arias, hace ya casi cuarenta años me enseñó a tener una actitud frente a la profesión, no solamente conocimiento o habilidad técnica, de esa manera, he mantenido ese vínculo férreo y duradero hasta este último tiempo y hoy junto a su familia, sus amigos, compañeros y discípulos he querido despedirme y agradecer ese don precioso que fue su guía y que nos brindó con una generosidad inconmensurable durante largo tiempo.

También quiero hacer un recuerdo de un Ingeniero que fue distinguido con los más altos homenajes, aunque creo que no fueron todos los que ha merecido. Nuestro Colegio durante el año 2011 lo ungió con el Premio Nacional de Ingeniería, máximo galardón otorgado por nuestra Orden, el cual reúne el reconocimiento a las sobresalientes cualidades de los ingenieros que lo reciben. También mereció la Medalla de Oro del Instituto de Ingenieros, el Premio de Honor del Colegio de Arquitectos y otros.

Sus caminos fueron muchos y siempre recorridos con dedicación y resultados espléndidos, un esposo dedicado y solícito, un padre ejemplar, un profesional responsable y profundamente ético, un empresario talentoso, un profesor afable y sabio, en fin un hombre íntegro, un ser humano de aquéllos que dejan en el mundo una huella de rectitud y bondad por la cual serán recordados.

El trance de la muerte es uno de los más inexpugnables secretos de la existencia y a nosotros los mortales nos está vedado el poder develarlo, por este motivo debemos tener una tremenda fortaleza para enfrentarlo, especialmente cuando se trata de los seres queridos con quiénes hemos compartido una vida.

Hoy día estamos todos invadidos por la profunda tristeza que siempre está presente cuando perdemos a alguien cercano. Creo, sin embargo que también debemos estar profundamente agradecidos con la vida por habernos brindado la oportunidad de haber tenido con nosotros a este hombre que ennobleció a la ingeniería chilena y que fue parte de ese paso enorme que ella ha dado para situarse en un lugar de excelencia en el mundo moderno.

 

Sergio Contreras A.
Vicepresidente del Colegio de Ingenieros A.G
Santiago, 25 de marzo de 2013.