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A propósito de los recientes ciberataques

Autores:
Leonardo Villarroel, presidente, Especialidad Computación e Informática
Cristian Ocaña, consejero, Especialidad de Computación e Informática

En un mundo cada vez más tecnologizado los servicios en línea que entregan las empresas, el Estado y la academia a sus comunidades revisten de un carácter de crítica permanente. Tan sólo un corte en la provisión de Internet puede llegar a paralizar la actividad de millones de personas en distintas faenas de la vida.

La codependencia del ser humano ante las infraestructuras que crea requiere ir de la mano con la responsabilidad y cuidado para velar por su continuo y correcto funcionamiento a fin de evitar situaciones dramáticas como no poder comprar una medicina en una farmacia, el alimento en un supermercado, renovar una cédula de identidad o licencia de conducir, entre los miles de servicios que los seres humanos acudimos para poder vivir en una sociedad.

Sabemos que nadie está exento 100% de algún ciberataque. Sin embargo, creemos que la aplicación de medidas preventivas en las infraestructuras tecnológicas de las organizaciones proveedoras de servicios evitan muchos dolores de cabeza para millones de personas. También, tenemos la fuerte convicción de que un proceso de cibereducación a las personas que forman parte de este ecosistema tecnologizado de servicios en línea, es vital para impedir la propagación de virus, malwares, ransomwares, etc., situaciones que son activadas por la inapropiada acción de las mismas personas que hacen caso omiso a la miríada de advertencias que se promueven año a año.

La responsabilidad en la Ciberseguridad es compartida y todos somos parte de su ecuación. Es preciso, entonces, que cada uno cumpla la parte que le compete y actúe y se comporte conforme se espera se haga dentro de un sistema altamente dependiente de la tecnología. Todos sabemos que si metemos los dedos al enchufe electrocutaremos ¿cierto? Por qué no entendemos que si los sistemas no se actualizan correcta y oportunamente, también “se van a electrocutar”. O que si se hace clic en un enlace desconocido y se entregan los datos personales también “nos podemos electrocutar”.

Creemos que es momento de hacernos responsables de “no electrocutarnos” porque nos robarán nuestro dinero, o no podremos comprar un medicamento o recibir una atención médica, o no llevaremos el alimento a nuestros hogares, o no podremos encender una ampolleta o cargar nuestros celulares, o perdernos un partido de fútbol de la selección chilena. Sí efectivamente estos son aspectos que nos podrían doler y provocar con un alto costo lo personal, lo podríamos evitar si somos conscientes de la importancia de actualizar los sistemas informáticos a tiempo y de no hacer clic donde no debamos.

Avancemos hacia la sociedad ciberconsciente que requerimos en estos tiempos de alta tecnologización. Asumamos la responsabilidad que nos corresponde a cada uno y dejémonos de escudarnos en los banales “me engañaron”, “para eso tenemos seguro”, “no entendí”, “no sabía que”, “mañana lo hago” y un largo etcétera que nos arrastra al subdesarrollo.