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ESG: la sigla que impulsa nuevos paradigmas frente al cambio climático

“El modelo ESG tiene y seguirá teniendo un fuerte impacto en cómo se implementan las estrategias de sostenibilidad de las empresas en particular y de las organizaciones en general, toda vez que éste plantea un enfoque holístico que integra el medioambiente, la gestión de lo social y la gobernanza corporativa”, Myriam Gómez, directora de empresas y representante Colegio de Ingenieros.

Durante estos días hasta el 18 de noviembre se realiza la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocida como COP27 en la cual se reúnen líderes mundiales para debatir cómo enfrentar el cambio climático, la descarbonización, las finanzas climáticas, la biodiversidad, el uso del agua, entre otros.

Uno de los temas que ha surgido es la inversión en políticas ESG. Se trata de la sigla para Environmental, Social y Governance, utilizada para definir criterios de desarrollo sostenible en las empresas y se refiere a considerar principios ambientales, sociales y de gobernanza (por eso, en español se conoce como ASG).

Si bien el término es cada día más conocido en el ambiente local, según un estudio del Centro de Gobierno Corporativo del ESE Business School y PwC de este año, solo el 24% de los directorios en Chile reconoce considerar factores ESG en sus decisiones estratégicas.

Por esto es importante que, paralelo a la COP27, en Chile el Colegio de Ingenieros en conjunto con Deloitte realizará desde el 16 de noviembre una serie de 3 charlas para entender el Enfoque ESG y sus alcances, cómo se relacionan estos principios con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la forma en que se regulan y su integración a las compañías.

Los criterios

De acuerdo a una publicación de Deloitte, se consideran como criterios ambientales dentro de una estrategia ESG “aquellas actividades empresariales que tienen un impacto positivo en el medio ambiente” como “las actuaciones para reducir la contaminación y la generación de residuos o la emisión de gases de efecto invernadero”.

A nivel normativo uno de los avances en Chile es la implementación de la norma 461, publicada el 12 de noviembre del 2021 que incorpora exigencias de información sobre sostenibilidad y gobierno corporativo en las memorias anuales de las empresas del sector financiero. Esta puso énfasis en las métricas SASB (Sustainability Accounting Standards Board), para ayudar a manejar, reportar, e identificar los temas de sostenibilidad que respondan al capital humano, capital social, innovación, modelo de negocio, liderazgo, gobernanza y medioambiente.

¿Cómo la agenda de ESG puede impactar el desarrollo sostenible de Chile y del mundo? Según la experta Myriam Gómez, directora de empresas y representante del Consejo de Especialidad de Ingeniería Industrial del Colegio de Ingenieros “el modelo ESG tiene y seguirá teniendo un fuerte impacto en cómo se implementan las estrategias de sostenibilidad de las empresas en particular y de las organizaciones en general, toda vez que este plantea un enfoque holístico que integra el medioambiente, la gestión de lo social y la gobernanza corporativa”.

Añade que “en los 25 años transcurridos desde que el desarrollo sostenible fue incorporado como concepto, sin lugar a duda ha habido avances, pero los desafíos que ahora se nos imponen son mucho más desafiantes y urgentes, por lo tanto incorporar los temas de ESG de manera prioritaria, sistemática, con procesos y métricas claras de evaluación en las organizaciones públicas, privadas y sociedad civil permitirá impactos positivos para lograr avances concretos en el desarrollo sostenible de nuestro país y también en otras latitudes”, sostiene.

Gómez apunta que en cuanto a los principios medioambientales es importante preguntarse cómo una empresa considera su impacto frente a problemas de máxima prioridad “como el cambio climático, la gestión del agua, de sus residuos o si está yendo más allá con innovaciones que generan modelos de negocio de impacto ambiental positivo”; relativo al impacto social, cree que es indispensable averiguar si se favorece una mayor diversidad e inclusión, “cómo son sus condiciones contractuales, sus prestaciones de bienestar. Eso también es válido para los proveedores, el servicio a los clientes y con las comunidades con las que existe vinculación”.

Por último, frente al tema de gobernanza, dice que deben atenderse a cuáles “son sus prioridades de impacto, cómo se incorpora la medición de la materialidad de los aspectos no financieros, cómo se comunica y cómo se incluye la ética y la transparencia de la información. Esto redunda en mejores resultados financieros y aporta para reducir el riesgo que enfrentan los inversionistas”.

María Constanza Sáenz de Santa María, gerente de Sostenibilidad y Cambio Climático, de Deloitte Chile añade: "Para avanzar en la integración de los factores ESG de manera efectiva en una Organización, ésta debe ser parte de la planificación estratégica del negocio. Para ello, la empresa debe establecer un compromiso desde el Directorio y una estructura organizacional que permita desde la Gobernanza liderar, monitorear, realizar seguimiento periódico, establecer roles y responsabilidades – a lo largo de toda la Organización – y gestionar incentivos adecuados para el cumplimiento de la agenda y la estrategia ESG.

Por otra parte, la especialista reitera la importancia de que se cree una hoja de ruta adecuada que se lleve adelante con un proceso de evaluación formal en materia ESG: revisando su estado de madurez; alineándose con la regulación; generando capacidades internas e identificando dónde están sus principales impactos, riesgos y oportunidades en el negocio en relación con estas materias. "Una empresa comprometida con las variables ESG, atrae y retiene el talento, permitiéndole crear una cultura de sostenibilidad al interior de la empresa, lo que a su vez genera colaboradores más comprometidos, promoviendo la innovación. Finalmente, mejora la relación con los grupos de interés y fortalece su confianza, lo que, a su vez, favorece en la reputación de la compañía". sostiene Constanza

José Luis Opazo, profesor e investigador de la Escuela de Negocios Universidad Adolfo Ibáñez, y director del Centre for Business Sustainability (CBS) de la universidad afirma uno de los cambios relevantes que han impulsado los principios de ESG en las compañías es “pasar de pensar solamente en qué es lo que hago y cómo y cuánto gano, a tener una mirada más orientada hacia cómo soy capaz de satisfacer necesidades de la sociedad por medio de mecanismos de mercado”. Por esta razón, esgrime, cada vez se considera más si un país o compañía “incorpora estos criterios en las tomas de decisiones”.

Agrega que si bien cada una de las letras de ESG es importante, “el foco debiera estar en abordar la crisis climática (es decir, Environmental) como prioridad uno en los próximos 10 años, obviamente sin desmerecer y despreocuparse de los impactos sociales y de gobernanza, pero la métrica principal debe ser cómo las empresas son capaces de abordar su impacto climático”.

Desafíos y riesgos

Pese a que los principios de ESG son en pos de un futuro más responsable, desde analistas hasta organizaciones ecologistas han postulado que pueden haber iniciativas que terminen siendo greenwashing: un tipo de lavado de imagen verde, en qué empresas se “venden” comprometidas contra el cambio climático, pero sin reales políticas para llevar a cabo esos cambios.

¿Cómo surge esto? Para Paulina Leighton, representante del Consejo de Especialidad de Ingeniería Comercial y Control de Gestión del Colegio de Ingenieros y parte de REDMAD (Red de Mujeres en Alta Dirección) explica que “existe esta gran presión para que las empresas reporten e integren estos criterios de ESG a su estrategia y operación, y puede ocurrir que haya algunas que en realidad digan hacia afuera que está haciendo algo (enmarcado en ESG), pero realmente no tiene un real impacto positivo en todos estos criterios”.

Consultada sobre cómo poder evitar que existan este tipo de acciones, Leighton cree que debe existir una responsabilidad activa de los inversionistas, “que no se quede solamente en ver la memoria, sino que hagan doble click de lo que está pasando”, y de los consumidores, “no solo quedarse en la primera bajada”.

Además de esto, Leighton resalta que otro riesgo tiene que ver con el concepto de “transición justa”. Y es que hay empresas que no pueden de un día para otro cambiar su forma operativa, por lo cual es importante que haya políticas para que este paso a paso no termine ocasionando el cierre abrupto de compañías. Un ejemplo de esto ha sido la política de Estado que impulsan los gobiernos más allá del color político. En 2021 el Ministerio de Energía publicó la Estrategia de Transición Justa de Energía, con el subtítulo: Acompañando el cierre y/o nuevos usos de centrales a carbón en Chile.

En uno de sus puntos el documento indicaba que “La transición energética traerá grandes beneficios en el bienestar y salud de las personas, pero plantean también desafíos y oportunidades, entre ellos, cambios en el tipo de empleo y necesidades de capacitación, desarrollo de nuevas tecnologías, cambios y diversificación en la matriz productiva de los territorios, desafíos en la competitividad de las regiones, entre otras.

Este martes un grupo de experto convocado el año pasado por las Naciones Unidas presentó un informe en el COP27 que concluye que los proyectos para combatir el cambio climático, sean desde las compañías, las ciudades o zonas, no pueden significar un aumento en las extracciones de gas, petróleo y carbón: “No hay espacio para nuevas inversiones en el suministro de combustibles fósiles y es necesario desmantelar y cancelar los activos existentes”, detalla el texto.

Eventuales beneficios en programas sólidos de ESG de acuerdo a Myriam Gómez

● Aumentan la liquidez de las acciones (inversores individuales e institucionales están invirtiendo grandes cantidades de capital en corporaciones que se gobiernan y operan de manera ética y sostenible).

● Crean valor competitivo porque las empresas reconocen la importancia de adaptarse a las condiciones socioeconómicas y ambientales cambiantes.

● Ayudan a identificar y gestionar riesgos porque suelen utilizarse las malas prácticas de gobernanza como herramienta para campañas contra empresas (estas cada vez más se dirigen a equipos de gestión y juntas directivas que no adoptan una postura proactiva sobre posibles problemas ambientales o sociales).

● Permiten adaptarse a los cambios ya que los inversionistas en ESG son más exigentes y por lo general quienes destinan capital a prácticas ESG, son inversores más conscientes e interesados en lo que sucede durante la próxima década que en el próximo trimestre.

● Atraen y retienen al mejor talento, al incorporar valores que están alineados con los que están vigentes en la sociedad y en ciertos grupos de gran influencia como los jóvenes para quienes las prácticas de responsabilidad ambiental y social son relevantes y hasta esenciales.

Ciclo de charlas Deloitte + Colegio de Ingenieros: Sostenibilidad y Enfoque ESG

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