Mesa Redonda de la Comisión de Ingenieros Mayores concluyó que la industria farmacéutica debe adoptar políticas claras y ser un servicio a la comunidad.
La Comisión de Ingenieros Mayores (CIM) realizó la Mesa Redonda “Calidad, Seguridad y Eficacia de los Medicamentos – Bioequivalencia”, que contó con la participación de los expositores, Químico – Farmacéuticos y académicos de la U. de Chile, Dr. Iván Saavedra S. y Dr. Hernán Vergara M., ambos, entregaron detalles acerca de la importancia social de los medicamentos.
El químico farmacéutico Hernán Vergara explicó que los medicamentos tienen que ser de muy buena calidad, lo que obliga a demostrar su eficacia porque la esperanza de una persona que está enferma es recuperar su salud a través del tratamiento con medicamentos. También, el medicamento deberá evitar que el paciente adquiera otra enfermedad adicional a la tratada producto de su tratamiento, por este motivo es necesario certificarlos mediante ensayos clínicos que prueben su seguridad.
Otros requisitos de carácter social es lo que la población espera de un producto farmacéutico, que en términos concretos es la solución de su problema de salud; por lo tanto, ese medicamento tiene que tener calidad, seguridad y eficacia y un costo accesible. Bajo esa perspectiva, los expertos afirmaron que es inconcebible, que un país produzca menos medicamentos que los que la población requiere; es un requisito ineludible que la oferta sea superior a la demanda producida como consecuencia de una enfermedad.
Ambos expertos explicaron que la Bioequivalencia es una propiedad que señala que dos medicamentos, siendo equivalentes farmacéuticos, presentan perfiles de concentración plasmática versus tiempo estadísticamente iguales. Esta cualidad de los medicamentos indica que la droga contenida en dos o más formas farmacéuticas, equivalente farmacéuticas, llega a la circulación general con la misma velocidad relativa y en la misma extensión relativa. En el resto del mundo a estas copias equivalentes terapéuticas al medicamento original se les denomina “Genéricos” y en Chile “Bioequivalentes”.
Para llevar a cabo lo anterior, se señaló que es indispensable que el país cuente con políticas gubernamentales claras de fabricación, importación, distribución, dispensación y venta de medicamentos, que incluyan un sistema nacional de farmacias éticas que sean verdaderos Centros de Salud, dirigidas por Químicos Farmacéuticos idóneos y que estén presentes en todo el territorio nacional para que todos los habitantes tengan acceso al medicamento.
Chile y algunos países de Latinoamérica, se dijo, están atrasados en relación a políticas farmacéuticas y en educación sobre el medicamento de tal manera que se producen problemas serios como la automedicación, el uso irracional, la colusión de cadenas farmacéuticas, la carencia de control sobre los precios y la venta indiscriminada en lugares que no son farmacias. De toda forma, Chile ha avanzado con la política de medicamentos de 2004, las normas para realizar estudios de bioequivalencia de 2005, la obligación de la bioequivalencia a más de trescientas moléculas, 2011- 2015, la ley del fármaco de 2014 y la ley Ricarte Soto de 2015.
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