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Natalia Silva, profesional de Onemi: el foco está en tomar acciones prospectivas

Natalia Silva, profesional de Onemi: el foco está en tomar acciones prospectivas

En el marco de la tercera jornada del seminario digital organizado por el Colegio de Ingenieros centrada en la ingeniería y la resiliencia en condiciones de riesgo, Natalia Silva, profesional de la Onemi, expuso sobre las políticas nacionales e internacionales aplicadas en nuestro territorio con respecto al manejo de desastres.

Las condiciones geofísicas y climatológicas que tiene Chile, sumadas a la crisis que vive el mundo producto del cambio climático, ponen al país en una situación difícil a la hora de gestionar los riesgos a los que está expuesto: “Además de las condiciones de nuestro territorio, las tasas de exposición de infraestructura y la situación de vulnerabilidad de la población persisten, por lo que tenemos una componente de riesgo que siempre existe y reducirla a cero, si bien es nuestro objetivo, es una utopía”.

Al respecto, Silva señaló que el trabajo de la Onemi se articula gracias a políticas internacionales adaptadas a la realidad nacional, con lo que se espera tomar un rol más prospectivo en torno a la reacción que el país tiene ante episodios de catástrofe: “Desde Onemi venimos trabajando en un abordaje bastante integral, que tiene que ver con aspectos de preparación, mitigación, rehabilitación y por supuesto la respuesta como coordinadores del sistema de protección civil. Sin embargo, el foco no lo queremos poner de una manera reactiva, como ha sido la tónica en nuestro país en distintos índoles, sino que en un enfoque más prospectivo, que es lo que finalmente nos va a dar más réditos en términos de salvar vidas o de hacer infraestructuras y sistemas más resilientes”.

Por otro lado, la profesional señaló que en Chile no hay cifras que reflejen el costo que tiene la inversión términos de mitigación y preparación, versus lo que se gasta en respuesta y reconstrucción: “algunas cifras hablan de una proporción de 1 es a 4, 1 es a 6 o 1 es a 7, y sobre todo en algunos aspectos que son bastante coyunturales, como alerta temprana, son mucho mayores, de orden de 4 a 36”.

También en temas de financiamiento en la reducción de riesgo de desastre, la expositora presentó diversos estudios que reflejan que de los presupuestos destinados a desarrollo, apenas un 4% se destina al concepto general de desastre. “Esa misma cifra, en su mayoría, es dirigida a respuesta en emergencia. No obstante, cuando se golpean puertas para conseguir presupuesto para medidas de preparación o mitigación, esto no tiene la misma recepción”, agregó Natalia.

La realidad chilena

Al hablar de nuestro país, Silva sostuvo que para disminuir las crisis, debe tenerse en cuenta la reducción de los factores subyacentes, como lo son las condiciones basales que propician que un desastre se presente o se exacerbe: “Hablamos por ejemplo de los campamentos, los asentamientos irregulares, el acceso a servicios básicos, entre otros. Estas son condiciones que hay que abordar para poder mitigar y reducir este riesgo. El tratamiento de estas condiciones debe ser multidisciplinario y la pandemia lo pone de manifiesto más claro que nunca: debemos tener una visión más sistémica”. Por otro lado, la experta comentó que el desarrollo debe ser sostenible y resiliente al riesgo, al tiempo que hizo un llamado de atención: “debemos reflexionar respecto de nuestros modelos de desarrollo. También quiero dejar una pregunta planteada: ¿Quién planifica en Chile? Esto se ha ido acotando y derivando a entes cada vez más locales, más municipales, sin la certeza de que tengan las capacidades para poder hacerse cargo de esta, con todas las aristas y dimensiones intrincadas entre sí”.