Johannes Kaiser: columna especial CDI Elección Presidencial 2025
Sitúo la “batalla cultural” como eje transversal de mi propuesta. Defiendo la recuperación del sentido común, la familia, la meritocracia y la libertad individual, rechazando la imposición de ideologías que, a mi juicio, han erosionado los valores tradicionales y la cohesión social. Mi apuesta es por una política cultural que promueva la libertad de expresión y la participación privada, convencido de que solo sobre estos cimientos es posible construir un país verdaderamente libre, moderno y próspero.
Mi plan para transformar Chile: De la burocracia al desarrollo
Como candidato presidencial, he contado con el apoyo de un equipo multidisciplinar de líderes con reconocida experiencia en sus respectivas áreas. Carlos Guitart, coordinador general, ha sido fundamental en la articulación de la visión estratégica de nuestro proyecto. Pablo Millar, responsable de infraestructura, ha aportado una perspectiva técnica orientada a la modernización y eficiencia de la obra pública. Víctor Espinosa, en economía, ha impulsado propuestas de desarrollo productivo y simplificación regulatoria. Jaime Riquelme, desde Desarrollo Humano, ha integrado la dimensión social y educativa. Junto a ellos, Luis Cuellar en seguridad, Iván González en justicia, Aliro Galleguillos en salud y Felipe Ramírez en relaciones exteriores, hemos liderado a más de 400 profesionales, compartiendo el objetivo de sentar las bases para un Chile más seguro, moderno y competitivo. Mi programa se inspira en los principios de la Escuela Austriaca de economía, buscando una transformación radical del Estado y la economía chilena, situando al individuo y al emprendimiento en el centro del desarrollo.
Considero que la seguridad es la condición habilitante para cualquier progreso. Propongo fortalecer las instituciones, profesionalizar y aumentar las fuerzas policiales, reactivar el servicio militar obligatorio y modernizar el sistema penitenciario, priorizando la protección de las víctimas y la recuperación del Estado de Derecho. La seguridad, en mi visión, es el pilar sobre el que se sustenta la confianza social y la viabilidad de la inversión y la innovación.
En materia de infraestructura, mi diagnóstico es claro: la dispersión institucional y la burocracia han frenado la modernización del país. Por ello, propongo la creación de un Ministerio de Infraestructura que integre obras públicas, vivienda y urbanismo, transporte y telecomunicaciones y bienes nacionales, superando la fragmentación actual. Entre las medidas concretas que planteo destacan la eliminación del IVA en la compraventa de viviendas, la supresión total de las contribuciones, la apertura de terrenos fiscales a la inversión privada y la implementación de una ventanilla única digital para la gestión de permisos. Promuevo la autonomía portuaria, la agilización de los trámites para proyectos inmobiliarios y la expansión de la infraestructura digital y la conectividad universal. Además, otorgaré prioridad presidencial a los proyectos estratégicos de infraestructura, como la conexión integral de Chile a través de la Carretera Austral, asegurando la agilización de trámites en todos los niveles del Estado. Para destrabar inversiones, propongo liberar los más de 100.000 millones de dólares actualmente paralizados por la burocracia, mediante la aprobación expedita de permisos, la aplicación del silencio administrativo positivo y la imposición de sanciones y multas a quienes obstaculicen el desarrollo. Mi objetivo es transitar de un Estado constructor a un Estado facilitador, donde la infraestructura se consolide como el principal motor de la productividad y la cohesión territorial. A largo plazo, busco que Chile cuente con una red de infraestructura robusta, moderna y capaz de responder a los desafíos tecnológicos y ambientales del siglo XXI.
En materia económica, propongo una revolución fiscalizadora y tributaria sin precedentes. Mi programa contempla una reducción inmediata del impuesto corporativo del 27% al 15%, la reintroducción del FUT, la eliminación del impuesto a las ganancias de capital en bolsa y la exención de impuestos a herencias y donaciones en empresas familiares. Toda utilidad reinvertida en la empresa pagará 0% de impuesto, y solo las utilidades retiradas tributarán al 15%. Planteo la eliminación del IVA en servicios profesionales y la depreciación instantánea voluntaria de inversiones. Además, propongo la reducción de ministerios de 25 a 9, la eliminación de más de 100.000 empleos públicos y un recorte de gasto fiscal superior a US$ 15.000 millones. Crearé una “CMF Pública” que fiscalice a empresas estatales y a todo el aparato público, junto a auditorías estratégicas a empresas como Codelco. Mi visión estratégica es posicionar a Chile como uno de los países más competitivos del mundo, atrayendo inversión extranjera y fomentando el emprendimiento nacional, con reglas claras y estabilidad tributaria a largo plazo.
En salud, apuesto por un sistema integral, descentralizado y complementario, combinando recursos públicos y privados, con modelos de cooperativas y entrega de váuchers para los sectores más vulnerables. Priorizaré la reducción de listas de espera, la digitalización de la ficha clínica y la integración efectiva de los distintos niveles de atención, promoviendo la inversión privada y la innovación tecnológica. Buscaré fortalecer la atención primaria, garantizar la interoperabilidad de los sistemas de salud y avanzar hacia una soberanía digital de los datos médicos, permitiendo una gestión eficiente y segura de la información sanitaria. A largo plazo, pretendo que el sistema de salud chileno sea capaz de responder con agilidad a emergencias, incorporar tecnologías de punta y asegurar la equidad en el acceso.
El desarrollo humano ocupa un lugar central en mi programa, integrando educación, trabajo, ciencia y cultura bajo un enfoque de autonomía personal y participación comunitaria. Propongo modernizar la educación, fomentar la formación técnica y profesional, y promover la investigación y la innovación como motores del crecimiento. El Estado debe facilitar el acceso a oportunidades.
Finalmente, sitúo la “batalla cultural” como eje transversal de mi propuesta. Defiendo la recuperación del sentido común, la familia, la meritocracia y la libertad individual, rechazando la imposición de ideologías que, a mi juicio, han erosionado los valores tradicionales y la cohesión social. Mi apuesta es por una política cultural que promueva la libertad de expresión y la participación privada, convencido de que solo sobre estos cimientos es posible construir un país verdaderamente libre, moderno y próspero. eliminar barreras burocráticas y garantizar la libertad de elección en todos los ámbitos del desarrollo humano. Mi visión estratégica es formar ciudadanos capaces de liderar la transformación tecnológica, social y cultural que demanda el siglo XXI.






