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Los ingenieros de las naves chilenas el 21 de mayo de 1879

Estimados ingenieros,

En esta fecha que recordamos nuestra Glorias Navales, quisiera compartir con ustedes esta columna, escrita por un médico con alma de historiador, David Mahan, quien recoge la importancia de los Ingenieros en esta gesta heroica.

Este es un ejemplo de consecuencia de los ingenieros, valor y profesionalismo en horas tan dramáticas, que los impulsó a continuar cumpliendo con su deber, desempeñándose en sus puestos sin vacilar, ni medir las consecuencias, siguiendo fielmente a su Comandante, en un mismo destino de gloria.

Saludos cordiales,

Rodrigo Núñez Gundlach
Presidente Consejo Especialidad Naval

Columna

Todos conocemos y recordamos la figura del máximo héroe nacional, el Capitán de Fragata Arturo Prat Chacón y el resultado de su gesta heroica, junto a sus oficiales y tripulantes de la Esmeralda y la Covadonga. Por esta justificada razón se erigió el Monumento a la Marina en Plaza Sotomayor de Valparaíso y se organiza el Mes del Mar, en el que cada 21 de mayo se conmemora, a lo largo y ancho de Chile. el Combate Naval de Iquique. Cada combatiente de la Marina de Chile, tanto en Iquique como en Punta Gruesa, tuvo una participación única y personal. El 75% de los marinos de la Esmeralda ofrendaron su vida, al igual que cuatro de la Covadonga.

La “Petite Historie” es una forma o estilo que se emplea para resaltar la participación de aquellos héroes que, por lo general y no obstante, sus méritos no son recordados o muy poco. En muchas oportunidades, su desempeño profesional, como lo fue la gesta de Prat, resultó fundamental para el desarrollo de los acontecimientos. Hubo personas claves, no recordadas, que en 1879 colmaron de gloria a la Marina de Chile, y además contribuyeron a la destrucción de la mitad del poder naval del enemigo. Entre estos personajes poco recordados, se encuentran seis Ingenieros, cuatro de la Esmeralda y dos de la Covadonga, sobre los cuales la “Petite Historie” tiene mucho que decir.

Partamos por los cuatro ingenieros de la Esmeralda. Eduardo Hyatt; primer ingeniero; Vicente Mutilla; Dionisio Manterola y José Gutiérrez, quienes junto con sus mecánicos ayudantes y esforzados fogoneros, no obstante el estado agónico de la máquina y las calderas de la nave de Prat, lograron con su capacidad responder a las exigencias del Puente de Mando y mantener esos dos nudos milagrosos que permitieron a la Esmeralda, en dos oportunidades, evitar los primeros espolonazos del Huáscar. En el primero, gracias a la propia pericia náutica del Capitán Prat y en el segundo por la del Teniente Luis Uribe su segundo. Lograron conservar esa mínima capacidad de maniobra que se les exigía y prolongar el combate en más de dos horas, hasta que el tercer espolonazo, ya con la máquina detenida, hundió la vieja corbeta. Los ingenieros esperaron con extraordinaria disciplina y valor en las escalas de acceso a cubierta, hasta que una bala de a 300 los pulverizó a todos, uniéndolos en la Gloria. Ahora descansan en el viejo casco en el fondo de la bahía de Iquique.

La Covadonga, por su parte, forzada a retirarse con rumbo sur, rozó las rocas a lo largo de la bahía de Cheurañete y logró mantener una velocidad constante de cuatro a cinco nudos, gracias al trabajo de sus dos ingenieros: Emilio Cuevas, ingeniero de cargo y Protacio Castillo, quienes impidieron a la Independencia acercarse. Así, pudieron herirla con su espolón, y permitir al Capitán de Corbeta, Carlos Condell, llevar finalmente al temible blindado peruano a las rocas de Punta Gruesa, donde se destruyó al encallar. Obligado tuvo que arriar su bandera. Pero Condell, le exigió a la máquina un nudo más, el que milagrosamente lograron obtener sus ingenieros, permitiendo a la afortunada cañonera alcanzar seis nudos y escapar de la persecución del Huáscar para llegar a aguas seguras durante la noche. La máquina de la Covadonga funcionó al máximo, como un reloj, y Emilio Cuevas, el Ingeniero jefe, mereció una mención especial en el parte oficial del Comandante Condell. Aunque sobrevivió al combate, murió en el hundimiento del Loa, el 3 de Julio de 1880, por un artero torpedo peruano. Protacio Castillo tuvo mejor fortuna y terminada la guerra trabajó muchos años como ingeniero ferroviario en la maestranza de Talcahuano.

El desempeño heroico de los ingenieros, gracias a su competencia y valentía, fue decisivo para la victoria de Chile, manteniendo a la Esmeralda, buque insignia del escuadrón al mando del Comandante Prat, operativa y a cargo del bloqueo de Iquique. En ese ya lejano 21 de mayo de 1879, entre las 8:00 y 12:00 horas, los ingenieros obtuvieron un tiempo precioso y fundamental que permitió la retirada de la Covadonga y la pérdida de la fragata blindada Independencia, la cual era incomparablemente más poderosa.

Este heroísmo, vivido entre el humo, el aceite, la oscuridad y el calor de las máquinas, significó un aporte muy importante. Al perder Perú, uno de sus dos blindados, se frustró el ambicioso plan forjado en Arica el 20 de mayo por Prado y Grau, el cual fue elaborado con el conocimiento de la Escuadra Chilena frente a El Callao. Este plan de haber tenido éxito habría sido desastroso para Chile en el resultado final de la Guerra del Pacifico. Se puede afirmar con certeza que la Guerra del Pacifico se definió en el Combate de Iquique y Punta Gruesa. Los seis ingenieros navales y su personal, por su destreza técnica y valor militar, fueron vitales para la victoria, y merecen el reconocimiento de la Patria al lado del Capitán Prat, sus oficiales, gente de mar y soldados de marina.

David Mahan
Médico Pediatra retirado y estudioso de toda una vida de la Historia Naval de Chile.

davidmahan58@yahoo.es