Autor: Ramón Rodríguez, Gerente General de Trabajando.com

En el Día Internacional de la Mujer Ingeniera, es importante reflexionar sobre los desafíos que enfrenta el mercado laboral femenino en las carreras STEM. A pesar de los avances en materia de equidad de género, persisten sesgos que dificultan a las ingenieras desarrollarse plenamente en sus trabajos, lo que representa una falencia creciente en nuestro país.

Las estadísticas revelan una realidad inquietante: un 36% de las mujeres que han estudiado carreras STEM no están ejerciendo su profesión actualmente. Esta cifra nos lleva a cuestionarnos sobre los motivos por los que mujeres altamente capacitadas abandonan sus carreras en ingeniería, a pesar de haber invertido tiempo y esfuerzo en adquirir los conocimientos necesarios.

El gap comienza en los estudios, por ejemplo podemos ver que sólo el 32% que quienes han egresado de carreras como ingeniería civil y comercial en los últimos 14 años han sido mujeres. Luego, una vez que egresan, sólo un 26% de quienes postulan a cargos de ingeniería son mujeres, es decir tenemos un segundo gap, y al analizar la cantidad de postulaciones totales a esos cargos, sólo el 20% de las solicitudes las realizan profesionales mujeres, esto les disminuye considerablemente sus opciones de optar a los cargos ofrecidos.

Otro gap es el de remuneración: las postulaciones de mujeres de misma formación en carreras, al momento de postular, sin existir transparencia de información de renta ofrecida, éstas solicitan un 17% menos que los hombres de la misma experiencia y formación, acá vemos cómo el Síndrome del Impostor y las barreras culturales, hacen que ellas sientan que su valor en el mercado laboral es menor al de un hombre.

Los dos fenómenos anteriores se suman al conocido "techo de cristal". Este término se refiere a las barreras invisibles que impiden a las mujeres ascender a posiciones de liderazgo y alcanzar su máximo potencial profesional. Aun cuando existe mayor participación femenina en carreras STEM, se siguen enfrentando a obstáculos significativos que dificultan su desarrollo en el campo laboral.

La falta de representación femenina en general y particularmente en roles de liderazgo y toma de decisiones dentro de las organizaciones prolonga el GAP y la inequidad de género, creando un entorno menos inclusivo y sin referentes para las mujeres ingenieras, lo que disminuye su motivación y aspiración de alcanzar posiciones de mayor responsabilidad.

Para abordar estos desafíos, es fundamental fomentar una cultura empresarial inclusiva que valore y reconozca el talento de las mujeres ingenieras. Esto implica ofrecer programas de capacitación y desarrollo profesional específicos para ellas, así como brindar oportunidades de mentoría y networking que les permitan acceder a una red de apoyo y construir relaciones sólidas en el ámbito laboral.

Asimismo, es importante promover la participación de las mujeres en proyectos y equipos multidisciplinarios, fomentando la diversidad de ideas y perspectivas. Esto contribuirá a la generación de ambientes de trabajo más innovadores y creativos, que aprovechen al máximo el potencial de todos sus miembros, independientemente de su género.